Job

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Reina Valera Gómez

Job 29 Reina Valera Gómez (RVG)

1. Volvió Job a tomar su discurso, y dijo:

2. ¡Quién me volviese como en los meses pasados, como en los días cuando Dios me guardaba,

3. Cuando su lámpara resplandecía sobre mi cabeza, y por su luz yo caminaba a través de la oscuridad;

4. Como fui yo en los días de mi juventud, cuando el secreto de Dios estaba en mi tienda;

5. Cuando el Omnipotente aún estaba conmigo, y mis hijos alrededor de mí;

6. Cuando lavaba yo mis pasos con leche, y la roca me derramaba ríos de aceite!

7. Cuando yo salía a la puerta a juicio, cuando en la plaza preparaba mi asiento;

8. Los jóvenes me veían, y se escondían; y los ancianos se levantaban, y estaban en pie;

9. Los príncipes detenían sus palabras, ponían la mano sobre su boca;

10. Los principales guardaban silencio, y su lengua se pegaba a su paladar:

11. Cuando los oídos que me oían, me llamaban bienaventurado, y los ojos que me veían, me daban testimonio:

12. Porque yo libraba al pobre que clamaba, y al huérfano que carecía de ayudador.

13. La bendición del que se iba a perder venía sobre mí; y al corazón de la viuda daba alegría.

14. Me vestía de justicia, y ella me cubría; como manto y diadema era mi justicia.

15. Yo era ojos al ciego, y pies al cojo.

16. A los menesterosos era padre; y de la causa que no entendía, me informaba con diligencia;

17. y quebraba los colmillos del inicuo, y de sus dientes hacía soltar la presa.

18. Y decía yo: En mi nido moriré, y como arena multiplicaré días.

19. Mi raíz estaba abierta junto a las aguas, y en mis ramas permanecía el rocío.

20. Mi honra se renovaba en mí, y mi arco se corroboraba en mi mano.

21. Me oían, y esperaban; y callaban a mi consejo.

22. Tras mi palabra no replicaban, y mi razón destilaba sobre ellos.

23. Y me esperaban como a la lluvia, y abrían su boca como a la lluvia tardía.

24. Si me reía con ellos, no lo creían; y no abatían la luz de mi rostro.

25. Calificaba yo el camino de ellos, y me sentaba en cabecera; y moraba como rey en el ejército, como el que consuela a los que lloran.