3. Las ancianas, asimismo, sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no dadas a mucho vino, maestras de lo bueno;
4. que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a amar a sus hijos,
5. a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.
6. Exhorta, asimismo, a los jóvenes a ser sensatos;
7. preséntate en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza, mostrando integridad, seriedad,
8. palabra sana e irreprensible, de modo que el adversario se avergüence y no tenga nada malo que decir de vosotros.
9. Exhorta a los esclavos a que estén sujetos a sus amos, que les agraden en todo y que no sean respondones;
10. no defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que adornen en todo la doctrina de Dios nuestro Salvador.
11. Porque la gracia de Dios que trae salvación a todos los hombres se ha manifestado,
12. enseñándonos que, rechazando la impiedad y los deseos mundanos, vivamos en este mundo sobria, justa y piadosamente,
13. aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo,
14. quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad, y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.
15. Esto habla y exhorta, y reprende con toda autoridad. Nadie te desprecie.