1. Oye mi voz, oh Dios, en mi oración; guarda mi vida del miedo al enemigo.
2. Escóndeme del consejo secreto de los malignos, del tumulto de los que hacen iniquidad,
3. que afilan su lengua como espada y lanzan su saeta como palabra amarga,
4. para disparar a escondidas contra el íntegro. De repente le disparan y no temen.
5. Obstinados en su inicuo designio, hablan de esconder sus trampas, y dicen: ¿Quién las verá?
6. Inquieren injusticias, traman un plan bien concebido; y el íntimo pensamiento de cada uno de ellos, así como su corazón, es profundo.