Reina-Valera 1909

Salmos 22:9-29 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

9. Pero tú eres el que me sacó del vientre, el que me hizo confiar desde que estaba a los pechos de mi madre.

10. A ti fui encomendado desde la matriz; desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.

11. No te alejes de mí, porque la angustia está cerca, y no hay quien ayude.

12. Me han rodeado muchos toros; fuertes toros de Basán me han cercado.

13. Abrieron sobre mí su boca, como león rapaz y rugiente.

14. Derramado soy como el agua, y todos mis huesos se descoyuntan; mi corazón es como cera, derritiéndose en medio de mis entrañas.

15. Como un tiesto se ha secado mi vigor, y mi lengua se pegó a mi paladar; y me has puesto en el polvo de la muerte.

16. Porque perros me han rodeado; me ha cercado cuadrilla de malignos; horadaron mis manos y mis pies.

17. Contar puedo todos mis huesos; ellos me miran y me observan.

18. Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.

19. Mas tú, oh Jehová, no te alejes. Oh fortaleza mía, apresúrate a ayudarme.

20. Libra de la espada mi alma, de la garra del perro mi vida.

21. Sálvame de la boca del león. De los cuernos de los toros salvajes me has rescatado.

22. Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré.

23. Los que teméis a Jehová, alabadle; glorificadle, descendencia toda de Jacob, y temedle vosotros, descendencia toda de Israel.

24. Porque no menospreció ni aborreció la aflicción del desvalido, ni de él escondió su rostro, sino que cuando clamó a él, le oyó.

25. De ti será mi alabanza en la gran congregación; mis votos cumpliré delante de los que le temen.

26. Comerán los humildes y serán saciados; alabarán a Jehová los que le buscan; vivirá vuestro corazón para siempre.

27. Se acordarán y se volverán a Jehová todos los confines de la tierra, y adorarán delante de ti todas las familias de las naciones.

28. Porque de Jehová es el reino, y él se enseñoreará de las naciones.

29. Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra; se postrarán delante de él todos los que descienden al polvo; y nadie puede conservar viva su propia alma.