36. He aquí que hoy somos siervos, en cuanto a la tierra que diste a nuestros padres para que comiesen su fruto y su bien; he aquí que somos siervos en ella.
37. Y su fruto se multiplica para los reyes que has puesto sobre nosotros por nuestros pecados, quienes se enseñorean sobre nuestros cuerpos y sobre nuestros ganados, según su voluntad, y estamos en gran angustia.
38. A causa, pues, de todo esto, nosotros hacemos un convenio fiel, y lo escribimos, sellado por nuestros príncipes, por nuestros levitas y por nuestros sacerdotes.