Reina-Valera 1909

Mateo 13:14-30 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

14. De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice:De oído oiréis, y no entenderéis;y viendo veréis, y no percibiréis.

15. Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos, no sea que vean con los ojos, y oigan con los oídos, y entiendan con el corazón, y se conviertan, y yo los sane.

16. Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen.

17. Porque de cierto os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.

18. Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador:

19. Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo y arrebata lo que fue sembrado en su corazón; éste es el que fue sembrado junto al camino.

20. Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra y de inmediato la recibe con gozo.

21. Pero no tiene raíz en sí, sino que es temporal, y cuando viene la aflicción o la persecución por la palabra, en seguida se ofende.

22. Y el que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra; pero el afán de este mundo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.

23. Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y el que da fruto; y da uno a ciento, y otro a sesenta y otro a treinta por uno.

24. Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante al hombre que sembró buena semilla en su campo.

25. Pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.

26. Y cuando la hierba brotó y dio fruto, entonces apareció también la cizaña.

27. Y viniendo los siervos del padre de familia, le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?

28. Y él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos?

29. Y él dijo: No; no sea que, al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo.

30. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega, yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi alfolí.