32. A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.
33. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.
34. No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada.
35. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, y a la hija contra su madre y a la nuera contra su suegra.
36. Y los enemigos del hombre serán los de su casa.
37. El que ama al padre o a la madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama al hijo o a la hija más que a mí, no es digno de mí.
38. Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí no es digno de mí.
39. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.
40. El que os recibe a vosotros, a mí me recibe; y el que a mí me recibe, recibe al que me envió.
41. El que recibe a un profeta porque es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo porque es justo, recompensa de justo recibirá.
42. Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, porque es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.