Reina-Valera 1909

Marcos 8:25-37 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

25. Entonces le puso otra vez las manos sobre los ojos y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos.

26. Y le envió a su casa, diciendo: No entres en la aldea, ni lo digas a nadie en la aldea.

27. Y salió Jesús con sus discípulos por las aldeas de Cesarea de Filipo. Y por el camino preguntó a sus discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los hombres que soy yo?

28. Y ellos respondieron: unos, Juan el Bautista; y otros, Elías; y otros, alguno de los profetas.

29. Entonces él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Y respondiendo Pedro, le dijo: Tú eres el Cristo.

30. Pero les mandó que no hablasen acerca de él a ninguno.

31. Y comenzó a enseñarles que el Hijo del Hombre tenía que padecer mucho y ser desechado por los ancianos, y por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto y resucitar después de tres días.

32. Y claramente decía esta palabra. Entonces Pedro le llevó aparte y comenzó a reprenderle.

33. Y él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciendo: Apártate de mí, Satanás, porque no sabes las cosas que son de Dios, sino las que son de los hombres.

34. Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz y sígame.

35. Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio la salvará.

36. Porque, ¿qué aprovechará al hombre si gana todo el mundo y pierde su alma?

37. ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?