Reina-Valera 1909

Lucas 8:25-42 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

25. Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, diciéndose los unos a los otros: ¿Quién es éste, que aun manda a los vientos y al agua, y le obedecen?

26. Y navegaron a la tierra de los gadarenos, que está en la ribera opuesta a Galilea.

27. Y al llegar él a tierra, le salió al encuentro un hombre de la ciudad que tenía demonios desde hacía mucho tiempo; y no vestía ropa ni vivía en una casa, sino entre los sepulcros.

28. El cual, cuando vio a Jesús, exclamó y se postró delante de él, y dijo a gran voz: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes.

29. (Porque mandaba al espíritu inmundo que saliese del hombre, pues muchas veces se había apoderado de él; y le guardaban preso con cadenas y grilletes; mas rompiendo las cadenas, era impelido por el demonio hacia los desiertos.)

30. Y le preguntó Jesús, diciendo: ¿Qué nombre tienes? Y él dijo: Legión. Porque muchos demonios habían entrado en él.

31. Y le rogaban que no los mandase ir al abismo.

32. Y había allí un hato de muchos cerdos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejase entrar en ellos; y les dio permiso.

33. Entonces salieron los demonios del hombre y entraron en los cerdos; y el hato se arrojó al lago por un despeñadero y se ahogó.

34. Y los que los apacentaban, cuando vieron lo que había acontecido, huyeron, y yendo, dieron aviso en la ciudad y por los campos.

35. Y salieron a ver lo que había acontecido; y vinieron a Jesús y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios sentado a los pies de Jesús, vestido y en su juicio cabal; y tuvieron miedo.

36. Y los que lo habían visto les contaron cómo había sido sanado aquel endemoniado.

37. Entonces toda la multitud de la región de alrededor de los gadarenos le rogó que se fuese de ellos, porque tenían gran temor. Y Jesús, subiendo en la barca, regresó.

38. Y aquel hombre, de quien habían salido los demonios, le rogó que le dejase estar con él; pero Jesús le despidió, diciendo:

39. Vuélvete a tu casa y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo. Y él se fue, publicando por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús con él.

40. Y aconteció que cuando volvió Jesús, la gente le recibió con gozo, porque todos le esperaban.

41. Y he aquí, llegó un hombre llamado Jairo, que era principal de la sinagoga; y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa,

42. porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo. Y mientras Jesús iba, le apretaba la multitud.