29. Y todo el pueblo y los publicanos, al oírle, justificaron a Dios, bautizándose con el bautismo de Juan.
30. Pero los fariseos y los intérpretes de la ley desecharon el consejo de Dios para sí mismos, no siendo bautizados por Juan.
31. Y dijo el Señor: ¿A qué, pues, compararé a los hombres de esta generación, y a qué son semejantes?
32. Semejantes son a los muchachos que se sientan en la plaza y se dan voces los unos a los otros, y dicen: Os tocamos la flauta, y no bailasteis; os entonamos canciones de duelo, y no llorasteis.
33. Porque ha venido Juan el Bautista, que no come pan ni bebe vino, y decís: Demonio tiene.
34. Ha venido el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: He aquí un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores.
35. Mas la sabiduría es justificada por todos sus hijos.
36. Y le rogó uno de los fariseos que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa.
37. Y he aquí una mujer que había sido pecadora en la ciudad, cuando supo que Jesús estaba a la mesa en casa de aquel fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume,