27. Y él les dijo: Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios.
28. Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado nuestras posesiones y te hemos seguido.
29. Y él les dijo: De cierto os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer o hijos por el reino de Dios,
30. que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el mundo venidero la vida eterna.
31. Y Jesús, tomando a los doce, les dijo: He aquí, ahora subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas que fueron escritas por los profetas acerca del Hijo del Hombre.
32. Porque será entregado a los gentiles, y será escarnecido, e injuriado y escupirán en él.
33. Y después que le hayan azotado, le matarán; pero al tercer día resucitará.
34. Pero ellos nada entendieron de estas cosas, y esta palabra les era encubierta, y no entendían lo que se les decía.
35. Y aconteció que, acercándose él a Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino, mendigando;
36. el que, cuando oyó a la gente que pasaba, preguntó qué era aquello.
37. Y le dijeron que pasaba Jesús Nazareno.
38. Entonces dio voces, diciendo: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!
39. Y los que iban delante le reprendían para que callase; pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!
40. Jesús entonces, deteniéndose, mandó traerle a su presencia; y cuando él llegó, le preguntó,
41. diciendo: ¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que yo reciba la vista.