Reina-Valera 1909

Lucas 16:3-19 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

3. Entonces el mayordomo dijo dentro de sí: ¿Qué haré? Porque mi señor me quita la mayordomía. Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza.

4. Ya sé lo que haré para que, cuando se me quite la mayordomía, me reciban en sus casas.

5. Y llamando a cada uno de los deudores de su señor, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi señor?

6. Y él dijo: Cien barriles de aceite. Y le dijo: Toma tu cuenta, siéntate en seguida y escribe cincuenta.

7. Después dijo a otro: ¿Y tú, cuánto debes? Y él dijo: Cien medidas de trigo. Y él le dijo: Toma tu cuenta y escribe ochenta.

8. Y alabó el señor al mayordomo malo por haber hecho sagazmente, porque los hijos de este mundo son en su generación más sagaces que los hijos de luz.

9. Y yo os digo: Haceos amigos mediante las riquezas de maldad, para que cuando os falten, os reciban en las moradas eternas.

10. El que es fiel en lo muy poco, también en lo mucho es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo mucho es injusto.

11. Pues si en las malas riquezas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero?

12. Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?

13. Ningún siervo puede servir a dos señores, porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.

14. Y oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros y se burlaban de él.

15. Entonces les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; pero Dios conoce vuestros corazones, pues lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación.

16. La ley y los profetas fueron hasta Juan. Desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él.

17. Pero más fácil es que pasen el cielo y la tierra, que caiga una sola tilde de la ley.

18. Todo el que repudia a su esposa y se casa con otra comete adulterio; y el que se casa con la repudiada del marido comete adulterio.

19. Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino fino y hacía cada día banquete con esplendidez.