Reina-Valera 1909

Lucas 14:10-28 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

10. Mas cuando seas convidado, ve y siéntate en el postrer lugar, para que cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba; entonces tendrás gloria delante de los que se sientan contigo a la mesa.

11. Porque cualquiera que se ensalza será humillado; y el que se humilla será ensalzado.

12. Y dijo también al que le había convidado: Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes ni a tus vecinos ricos, no sea que ellos, a su vez, te vuelvan a convidar, y seas recompensado.

13. Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, a los mancos, a los cojos y a los ciegos;

14. y serás bienaventurado, porque ellos no te pueden retribuir; pero te será recompensado en la resurrección de los justos.

15. Y oyendo esto uno de los que estaban sentados con él a la mesa, le dijo: ¡Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios!

16. Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena y convidó a muchos.

17. Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya está todo preparado.

18. Pero todos a una comenzaron a excusarse. El primero le dijo: He comprado una hacienda y necesito ir a verla; te ruego que me disculpes.

19. Y el otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos; te ruego que me disculpes.

20. Y el otro dijo: Acabo de casarme y, por tanto, no puedo ir.

21. Y volvió el siervo e hizo saber estas cosas a su señor. Entonces, enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Ve pronto por las plazas y por las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, a los mancos, y a los cojos y a los ciegos.

22. Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste y aún hay lugar.

23. Y dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y oblígalos a entrar para que se llene mi casa.

24. Pues os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados gustará mi cena.

25. Y mucha gente iba con él; y volviéndose, él les dijo:

26. Si alguno viene a mí y no aborrece a su padre, madre, esposa, hijos, hermanos, hermanas y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo.

27. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí no puede ser mi discípulo.

28. Porque, ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, para ver si tiene lo que necesita para acabarla?