21. Cuando el hombre fuerte y armado guarda su casa, en paz está lo que posee.
22. Pero si viene otro más fuerte que él y le vence, le quita todas sus armas en que confiaba y reparte sus despojos.
23. El que no está conmigo, contra mí está; y el que conmigo no recoge, desparrama.
24. Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo; y, al no hallarlo, dice: Volveré a mi casa de donde salí.
25. Y cuando llega, la halla barrida y adornada.
26. Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él; y entran y habitan allí; y el estado final de aquel hombre es peor que el primero.
27. Y aconteció que, mientras él decía estas cosas, una mujer de la multitud, levantando la voz, le dijo: ¡Bienaventurado el vientre que te trajo y los pechos que te criaron!
28. Y él dijo: ¡Antes bien, bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la guardan!