Reina-Valera 1909

Lucas 10:21-31 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

21. En aquella misma hora Jesús se regocijó en el espíritu y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te agradó.

22. Todas las cosas me han sido entregadas por mi Padre; y nadie sabe quién es el Hijo sino el Padre, ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.

23. Y volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis,

24. pues os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.

25. Y he aquí, un intérprete de la ley se levantó y dijo, para tentarle: Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?

26. Y él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?

27. Y él, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.

28. Y le dijo: Bien has respondido; haz esto y vivirás.

29. Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?

30. Y respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto.

31. Y aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino y, al verle, pasó de largo.