Reina-Valera 1909

Lucas 10:17-34 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

17. Y volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, ¡aun los demonios se nos sujetan en tu nombre!

18. Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.

19. He aquí os doy potestad para hollar serpientes y escorpiones, y vencer toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.

20. No obstante, no os regocijéis de esto, de que los espíritus se os sujeten, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.

21. En aquella misma hora Jesús se regocijó en el espíritu y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te agradó.

22. Todas las cosas me han sido entregadas por mi Padre; y nadie sabe quién es el Hijo sino el Padre, ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.

23. Y volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis,

24. pues os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.

25. Y he aquí, un intérprete de la ley se levantó y dijo, para tentarle: Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?

26. Y él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?

27. Y él, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.

28. Y le dijo: Bien has respondido; haz esto y vivirás.

29. Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?

30. Y respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto.

31. Y aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino y, al verle, pasó de largo.

32. Y asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, al verle, pasó de largo.

33. Mas un samaritano que iba de camino llegó cerca de él y, al verle, fue movido a misericordia;

34. y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole sobre su propia cabalgadura, le llevó al mesón y cuidó de él.