Reina-Valera 1909

Lamentaciones 4:1-11 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

1. ¡Cómo se ha oscurecido el oro! ¡Cómo ha cambiado el oro puro! Las piedras del santuario están esparcidas por las encrucijadas de todas las calles.

2. Los hijos preciados de Sión, estimados más que el oro puro, ¡cómo son ahora estimados como vasijas de barro, obra de manos de alfarero!

3. Aun los chacales amamantan a sus cachorros, pero la hija de mi pueblo es cruel como los avestruces del desierto.

4. La lengua del niño de pecho de sed se pegó a su paladar; los chiquitos pidieron pan, y no hubo quien se lo repartiese.

5. Los que comían delicados manjares quedaron desolados en las calles; los que se criaron entre carmesí abrazaron los estercoleros.

6. Y la iniquidad de la hija de mi pueblo es mayor que el pecado de Sodoma, que fue destruida en un instante y sin que pusieran manos sobre ella.

7. Sus nazareos fueron más puros que la nieve, más blancos que la leche; sus cuerpos, más sonrosados que el coral, su aspecto como el zafiro.

8. Más oscuro que el hollín es su aspecto; no se los reconoce por las calles; su piel está pegada a sus huesos, seca como un palo.

9. Más dichosos fueron los muertos a espada que los muertos por el hambre, porque éstos murieron poco a poco por falta de los frutos de la tierra.

10. Las manos de las mujeres piadosas cocinaron a sus propios hijos, que les sirvieron de comida en la destrucción de la hija de mi pueblo.

11. Cumplió Jehová su enojo, derramó el ardor de su ira y encendió en Sión fuego que consumió hasta sus cimientos.