Reina-Valera 1909

Jueces 19:8-23 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

8. Y al quinto día, levantándose muy de mañana para irse, le dijo el padre de la joven: Conforta ahora tu corazón y aguarda hasta que decline el día; y comieron los dos juntos.

9. Y se levantó luego el hombre para irse, él, y su concubina y su criado. Entonces su suegro, el padre de la joven, le dijo: He aquí, el día declina y va a anochecer; te ruego que paséis aquí la noche. He aquí que el día se acaba; pasa aquí la noche para que se alegre tu corazón; y mañana os levantaréis temprano para emprender vuestro camino, y te irás a tus tiendas.

10. Mas el hombre no quiso pasar allí la noche, sino que se levantó, y partió y llegó hasta enfrente de Jebús, que es Jerusalén, con su par de asnos ensillados y con su concubina.

11. Y estando ya junto a Jebús, el día había declinado mucho; y dijo el criado a su señor: Ven ahora, y vámonos a esta ciudad de los jebuseos, para que pasemos en ella la noche.

12. Y su señor le respondió: No iremos a ninguna ciudad de extranjeros, que no sea de los hijos de Israel, sino que pasaremos hasta Gabaa.

13. Y dijo a su criado: Ven, lleguemos a uno de esos lugares, para pasar la noche en Gabaa o en Ramá.

14. Pasaron, pues, de largo y siguieron su camino, y se les puso el sol junto a Gabaa, que era de Benjamín.

15. Y se apartaron del camino para entrar a pasar allí la noche en Gabaa; y entrando, se sentaron en la plaza de la ciudad, porque no hubo quien los acogiese en su casa para pasar la noche.

16. Y he aquí, un hombre viejo que al atardecer venía de trabajar en el campo, el cual era de los montes de Efraín, y moraba como forastero en Gabaa, pues los moradores de aquel lugar eran hijos de Benjamín.

17. Y alzando el anciano los ojos, vio a aquel viajero en la plaza de la ciudad y le dijo: ¿A dónde vas y de dónde vienes?

18. Y él respondió: Pasamos de Belén de Judá a la parte más remota de los montes de Efraín, de donde soy; y fui hasta Belén de Judá; y ahora voy a la casa de Jehová, y no hay quien me reciba en su casa.

19. Nosotros tenemos paja y forraje para nuestros asnos, y también tenemos pan y vino para mí y para tu sierva, y para el criado que está con tu siervo; de nada tenemos falta.

20. Y el anciano dijo: La paz sea contigo; todo lo que te falte quede solamente a mi cargo, con tal que no pases la noche en la plaza.

21. Y los llevó a su casa y dio de comer a sus asnos; y ellos se lavaron los pies, y comieron y bebieron.

22. Y cuando estaban gozosos, he aquí que los hombres de aquella ciudad, hombres perversos, rodearon la casa y golpearon a la puerta, diciendo al anciano dueño de la casa: Saca fuera al hombre que ha entrado en tu casa, para que lo conozcamos.

23. Y salió a ellos aquel hombre, el dueño de la casa, y les dijo: No, hermanos míos, os ruego que no cometáis este mal; puesto que este hombre ha entrado en mi casa, no hagáis esta maldad.