Reina-Valera 1909

Judas 1:4-14 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

4. Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido designados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en disolución la gracia de nuestro Dios y niegan a Dios, el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.

5. Quiero, pues, recordaros, ya que alguna vez habéis sabido esto, que el Señor, habiendo salvado al pueblo sacándolo de Egipto, después destruyó a los que no creían.

6. Y a los ángeles que no guardaron su estado original, sino que dejaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, hasta el juicio del gran día;

7. así también Sodoma y Gomorra, y las ciudades circunvecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado y seguido vicios contra la naturaleza, fueron puestas como ejemplo al sufrir el juicio del fuego eterno.

8. De la misma manera también estos soñadores mancillan su carne, y menosprecian la autoridad, y vituperan las potestades superiores.

9. Pero cuando el arcángel Miguel argumentaba con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a pronunciar juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda.

10. Pero éstos maldicen las cosas que no conocen; y en las cosas que por naturaleza conocen, como animales irracionales, se corrompen.

11. ¡Ay de ellos!, porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en la rebelión de Coré.

12. Éstos son manchas en vuestros convites fraternales cuando festejan juntamente con vosotros, apacentándose a sí mismos sin temor alguno; nubes sin agua, las cuales son llevadas de acá para allá por los vientos; árboles marchitos como en otoño, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados;

13. fieras ondas del mar, que espuman sus mismas vergüenzas; estrellas errantes, para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas.

14. De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, el Señor viene con sus muchos millares de santos,