Reina-Valera 1909

Juan 19:20-36 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

20. Y muchos de los judíos leyeron este título, porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad; y estaba escrito en hebreo, en griego y en latín.

21. Y dijeron a Pilato los principales sacerdotes de los judíos: No escribas: Rey de los judíos, sino que él dijo: Soy rey de los judíos.

22. Respondió Pilato: Lo que he escrito, he escrito.

23. Y cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestidos e hicieron cuatro partes, una para cada soldado; y tomaron también la túnica, mas la túnica era sin costura, toda tejida de arriba abajo.

24. Y dijeron entre ellos: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, para ver de quién será; para que se cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi vestidura echaron suertes. Y los soldados hicieron esto.

25. Y estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María esposa de Cleofas, y María Magdalena.

26. Y cuando vio Jesús a su madre y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo.

27. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.

28. Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo se había consumado, para que la Escritura se cumpliese, dijo: Tengo sed.

29. Y había allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon una esponja en el vinagre, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca.

30. Y cuando Jesús tomó el vinagre, dijo: ¡Consumado es! E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.

31. Entonces los judíos, por cuanto era la preparación de la Pascua, para que los cuerpos no quedasen en la cruz en el día de reposo (pues aquel día de reposo era muy solemne), rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas y fuesen quitados de allí.

32. Y fueron los soldados y quebraron las piernas al primero, y asimismo al otro que había sido crucificado con él.

33. Pero cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas.

34. Pero uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza, y en seguida salió sangre y agua.

35. Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice la verdad, para que vosotros también creáis.

36. Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso suyo.