Reina-Valera 1909

Jeremías 2:18-30 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

18. Ahora, pues, ¿qué tienes tú en el camino de Egipto para que bebas agua del Nilo? ¿Y qué tienes tú en el camino de Asiria, para que bebas agua del Río?

19. Tu maldad te castigará, y tu rebeldía te condenará; reconoce, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber abandonado a Jehová tu Dios, y el no tener temor de mí, dice el Señor, Jehová de los ejércitos.

20. Porque desde hace mucho tiempo yo quebré tu yugo y rompí tus ataduras; y dijiste: No serviré. Con todo eso, sobre todo collado alto y debajo de todo árbol frondoso, te acostabas como ramera.

21. Y yo te planté, vid escogida, simiente verdadera toda ella; ¿cómo, pues, te me has convertido en sarmiento de vid extraña?

22. Aunque te laves con lejía y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu iniquidad está delante de mí, dice Jehová el Señor.

23. ¿Cómo dices: No soy impura; nunca anduve tras los baales? Mira tu proceder en el valle; reconoce lo que has hecho, dromedaria ligera que tuerce sus caminos;

24. asna montés acostumbrada al desierto, que en su ardiente deseo olfatea el viento; en el tiempo de su celo, ¿quién la detendrá? Todos los que la busquen no se cansarán; en su mes la hallarán.

25. Guarda tus pies de andar descalzos y tu garganta de la sed. Mas dijiste: No hay esperanza, no, porque a extraños he amado y tras ellos he de ir.

26. Como se avergüenza el ladrón cuando es descubierto, así se avergonzarán los de la casa de Israel, ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas,

27. que dicen a un leño: Mi padre eres tú; y a una piedra: Tú me has engendrado; pues me volvieron la espalda y no el rostro; y en el tiempo de su calamidad dicen: Levántate y sálvanos.

28. ¿Y dónde están tus dioses que hiciste para ti? Levántense ellos, a ver si te pueden salvar en el tiempo de tu aflicción, porque según el número de tus ciudades, oh Judá, fueron tus dioses.

29. ¿Por qué contendéis conmigo? Todos vosotros os rebelasteis contra mí, dice Jehová.

30. En vano he azotado a vuestros hijos; no han aceptado corrección. Vuestra propia espada ha devorado a vuestros profetas como león destrozador.