Reina-Valera 1909

Jeremías 15:5-18 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

5. Porque, ¿quién tendrá compasión de ti, oh Jerusalén? ¿Y quién se lamentará por tu causa o quién se apartará de su camino para preguntar por tu paz?

6. Tú me has abandonado, dice Jehová; te volviste atrás; por tanto, yo extenderé contra ti mi mano y te destruiré; estoy cansado de tener compasión.

7. Y los aventaré con aventador hasta las puertas de la tierra, y privaré de hijos a mi pueblo y lo destruiré, pues no se volvieron de sus caminos.

8. Por mí sus viudas se multiplicaron más que la arena del mar; he traído contra ellos destructor a mediodía sobre la madre de los jóvenes; sobre ella hice que de repente cayesen angustia y terrores.

9. Languideció la que dio a luz siete; exhaló su alma; su sol se puso siendo aún de día; fue avergonzada y llena de confusión; y lo que de ella quede, lo entregaré a la espada delante de sus enemigos, dice Jehová.

10. ¡Ay de mí, madre mía, que me diste a luz como hombre de contienda y hombre de discordia para toda la tierra! Nunca he dado ni tomado en préstamo, sin embargo, todos me maldicen.

11. Dijo Jehová: Ciertamente te he librado para bien; de cierto haré que el enemigo te suplique en tiempo de calamidad y en tiempo de angustia.

12. ¿Puede alguno romper el hierro, el hierro del norte, y el bronce?

13. Tus riquezas y tus tesoros entregaré al saqueo sin ningún precio, por todos tus pecados y en todos tus territorios;

14. y haré que tus enemigos te lleven a una tierra que no conoces, porque fuego se ha encendido en mi furor y arderá contra vosotros.

15. Tú lo sabes, oh Jehová; acuérdate de mí, y visítame y véngame de mis perseguidores. No me arrebates en la prolongación de tu enojo; sabes que por tu causa sufro afrenta.

16. Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra fue para mí el gozo y la alegría de mi corazón, porque por tu nombre soy llamado, oh Jehová Dios de los ejércitos.

17. No me senté en compañía de burladores ni me regocijé; a causa de tu mano me senté solo, porque me llenaste de indignación.

18. ¿Por qué fue perpetuo mi dolor, y mi herida incurable no admitió curación? ¿Serás para mí como arroyo ilusorio, como aguas que no son estables?