9. No te enojes sobremanera, oh Jehová, ni te acuerdes siempre de nuestra iniquidad; he aquí, mira, te rogamos, pueblo tuyo somos todos nosotros.
10. Tus santas ciudades están desiertas; Sión es un desierto; Jerusalén, una desolación.
11. Nuestra santa y gloriosa casa, en la cual te alabaron nuestros padres, fue consumida por el fuego; y todas nuestras cosas preciosas han sido destruidas.
12. ¿Te contendrás, oh Jehová, ante estas cosas? ¿Callarás y nos afligirás sobremanera?