49. El cielo es mi trono, y la tierra es el estrado de mis pies. ¿Qué casa me edificaréis?, dice el Señor; ¿o cuál es el lugar de mi reposo?
50. ¿No hizo mi mano todas estas cosas?
51. ¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros.
52. ¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que anunciaron de antemano la venida del Justo, de quien ahora vosotros habéis sido entregadores y asesinos;