Reina-Valera 1909

Hechos 5:18-34 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

18. y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en la cárcel pública.

19. Pero un ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel, y sacándolos, dijo:

20. Id, y estando en el templo, hablad al pueblo todas las palabras de esta vida.

21. Y habiendo oído esto, entraron de mañana en el templo y enseñaban. Entre tanto, vinieron el sumo sacerdote y los que estaban con él, convocaron al concilio y a todos los ancianos de los hijos de Israel, y enviaron a la cárcel para que fuesen traídos.

22. Pero cuando llegaron los oficiales y no los hallaron en la cárcel, volvieron y dieron aviso,

23. diciendo: Por cierto, la cárcel hemos hallado cerrada con toda seguridad y los guardias que estaban delante de las puertas; pero cuando abrimos, a nadie hallamos dentro.

24. Y cuando oyeron estas palabras el sumo sacerdote y el capitán de la guardia del templo y los principales sacerdotes, dudaban en qué vendría a parar aquello.

25. Pero viniendo uno, les dio esta noticia: He aquí, los varones que echasteis en la cárcel están en el templo y enseñan al pueblo.

26. Entonces fue el capitán de la guardia con los oficiales y los trajo sin violencia, porque temían ser apedreados por el pueblo.

27. Y cuando los trajeron, los presentaron ante el concilio; y el sumo sacerdote les preguntó,

28. diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y he aquí, habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre.

29. Y respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.

30. El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole de un madero.

31. A éste, Dios ha exaltado con su diestra como Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y remisión de pecados.

32. Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, que ha dado Dios a los que le obedecen.

33. Ellos, oyendo esto, se enfurecieron y consultaban entre sí para matarlos.

34. Entonces, levantándose en el concilio un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, venerado por todo el pueblo, mandó que sacasen fuera por un momento a los apóstoles.