Reina-Valera 1909

Hechos 21:26-40 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

26. Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres y, al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el templo para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, cuando se ofrecería la ofrenda por cada uno de ellos.

27. Pero cuando estaban para cumplirse los siete días, unos judíos de Asia, al verle en el templo, alborotaron a todo el pueblo y le echaron mano,

28. dando voces: ¡Varones israelitas, ayudad! Éste es el hombre que por todas partes enseña a todos contra el pueblo, contra la ley y contra este lugar; y además de esto, ha metido a griegos en el templo y ha profanado este lugar santo.

29. Porque antes habían visto con él en la ciudad a Trófimo, el efesio, al que pensaban que Pablo había metido en el templo.

30. Así que toda la ciudad se alborotó, y se agolpó el pueblo; y apoderándose de Pablo, le hicieron salir fuera del templo, e inmediatamente se cerraron las puertas.

31. Y procurando ellos matarle, se le avisó al tribuno de la compañía que toda la ciudad de Jerusalén estaba alborotada,

32. éste, tomando en seguida soldados y centuriones, corrió a ellos. Y ellos, cuando vieron al tribuno y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo.

33. Entonces llegando el tribuno, le prendió y le mandó atar con dos cadenas, y preguntó quién era y qué había hecho.

34. Y entre la multitud, unos gritaban una cosa, y otros otra; y como no podía entender nada con claridad a causa del alboroto, le mandó llevar a la fortaleza.

35. Al llegar a las gradas, aconteció que fue llevado en peso por los soldados a causa de la violencia del pueblo;

36. porque la multitud del pueblo venía detrás, gritando: ¡Muera!

37. Y cuando comenzaron a meter a Pablo en la fortaleza, dijo al tribuno: ¿Se me permite decirte algo? Y él dijo: ¿Sabes griego?

38. ¿No eres tú aquel egipcio que levantó una sedición antes de estos días y sacó al desierto cuatro mil sicarios?

39. Entonces dijo Pablo: Yo de cierto soy hombre judío, ciudadano de Tarso, ciudad no insignificante de Cilicia; y te ruego que me permitas hablar al pueblo.

40. Y cuando él se lo permitió, Pablo, estando de pie en las gradas, hizo señal con la mano al pueblo. Y hecho gran silencio, habló en lengua hebrea, diciendo: