Reina-Valera 1909

Hechos 2:19-39 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

19. Y daré prodigios arriba en el cielo y señales abajo en la tierra, sangre y fuego y vapor de humo;

20. el sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor, grande y glorioso;

21. y todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo.

22. Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús de Nazaret, varón aprobado por Dios entre vosotros con maravillas, y prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como también vosotros sabéis;

23. a éste, entregado por el determinado consejo y presciencia de Dios, prendisteis y matasteis por manos de los inicuos, crucificándole;

24. a quien Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella.

25. Porque David dice de él:Veía al Señor siempre delante de mí;porque está a mi diestra, no seré conmovido.

26. Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua; y aun mi carne descansará en esperanza,

27. porque no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción.

28. Me hiciste conocer los caminos de la vida; me llenarás de gozo con tu presencia.

29. Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió, y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy.

30. Pero siendo profeta y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que del fruto de sus lomos, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo que se sentaría sobre su trono,

31. viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción.

32. A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.

33. Así que, exaltado a la diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.

34. Porque David no subió a los cielos, pero él mismo dice:Dijo el Señor a mi Señor:Siéntate a mi diestra,

35. hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.

36. Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.

37. Entonces al oír esto, se compungieron de corazón y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?

38. Y Pedro les dijo: Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo.

39. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.