14. Porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la que está por venir.
15. Así que, por medio de él ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, a saber, fruto de labios que confiesen su nombre.
16. Y de hacer el bien y de compartir no os olvidéis, porque de tales sacrificios se agrada Dios.