Reina-Valera 1909

Hebreos 12:11-26 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

11. Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de rectitud a los que en ella han sido ejercitados.

12. Por lo cual, fortaleced las manos caídas y las rodillas debilitadas;

13. y haced sendas derechas para vuestros pies, para que el que es cojo no se salga fuera del camino, sino que sea sanado.

14. Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor,

15. mirando bien que ninguno se aparte de la gracia de Dios, no sea que alguna raíz de amargura, brotando, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;

16. que ninguno sea fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura.

17. Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado porque no halló ocasión para el arrepentimiento, aunque la buscó con lágrimas.

18. Porque no os habéis acercado al monte que se podía tocar, ni al fuego ardiente, ni a las tinieblas, ni a la oscuridad, ni a la tempestad,

19. ni al sonido de la trompeta ni a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no les hablase más;

20. porque no podían soportar lo que se mandaba: Si aun una bestia toca el monte, será apedreada o traspasada con dardo.

21. Y tan terrible era lo que se veía que Moisés dijo: Estoy aterrado y temblando.

22. Pero vosotros os habéis acercado al monte Sión, a la ciudad del Dios vivo, a la Jerusalén celestial, y a la compañía de muchos millares de ángeles,

23. y a la asamblea y a la iglesia de los primogénitos que están inscritos en los cielos, y a Dios el Juez de todos, y a los espíritus de los justos hechos perfectos,

24. y a Jesús el Mediador del nuevo convenio, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.

25. Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desechamos al que amonesta desde los cielos.

26. La voz del que conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez más, y haré temblar no solamente la tierra, sino también el cielo.