Reina-Valera 1909

Ezequiel 16:8-22 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

8. Y pasé yo junto a ti y te miré, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores; y extendí mi manto sobre ti y cubrí tu desnudez; y te hice juramento y entré en convenio contigo, dice Jehová el Señor, y fuiste mía.

9. Y te lavé con agua, y lavé tu sangre de encima de ti y te ungí con aceite;

10. y te puse un vestido bordado, y te calcé de tejón, y te ceñí de lino fino y te cubrí de seda.

11. Y te atavié con ornamentos, y puse brazaletes en tus brazos y un collar en tu cuello;

12. y puse un anillo en tu nariz, y zarcillos en tus orejas y una hermosa corona en tu cabeza.

13. Y fuiste adornada de oro y de plata, y tu vestido era de lino fino, y de seda y bordado; comiste flor de harina, y miel y aceite; y fuiste hermoseada en extremo y prosperaste hasta llegar a reinar.

14. Y salió tu renombre entre las naciones a causa de tu hermosura, porque era perfecta por el esplendor que yo puse sobre ti, dice Jehová el Señor.

15. Pero confiaste en tu hermosura, y te prostituiste a causa de tu renombre y derramaste tus fornicaciones a cuantos pasaron; suya fuiste.

16. Y tomaste de tus vestidos, y te hiciste lugares altos de diversos colores y te prostituiste en ellos. ¡Cosa semejante nunca había sucedido ni volverá a suceder!

17. Tomaste asimismo tus bellas joyas de mi oro y de mi plata, que yo te había dado, y te hiciste imágenes de hombres y te prostituiste con ellas.

18. Y tomaste tus vestidos bordados y las cubriste, y mi aceite y mi incienso pusiste delante de ellas.

19. Mi pan también, que yo te había dado, la flor de harina, y el aceite y la miel con que yo te alimentaba, pusiste delante de ellas para olor grato; y fue así, dice Jehová el Señor.

20. Además de esto, tomaste tus hijos y tus hijas que habías dado a luz para mí, y los sacrificaste a ellas para que fuesen consumidos. ¿Eran poca cosa tus fornicaciones,

21. para que mataras a mis hijos y se los dieras para hacerlos pasar por el fuego ante ellas?

22. Y con todas tus abominaciones y tus fornicaciones no te has acordado de los días de tu juventud, cuando estabas desnuda y descubierta, agitándote en tu propia sangre.