18. Y tomaste tus vestidos bordados y las cubriste, y mi aceite y mi incienso pusiste delante de ellas.
19. Mi pan también, que yo te había dado, la flor de harina, y el aceite y la miel con que yo te alimentaba, pusiste delante de ellas para olor grato; y fue así, dice Jehová el Señor.
20. Además de esto, tomaste tus hijos y tus hijas que habías dado a luz para mí, y los sacrificaste a ellas para que fuesen consumidos. ¿Eran poca cosa tus fornicaciones,
21. para que mataras a mis hijos y se los dieras para hacerlos pasar por el fuego ante ellas?
22. Y con todas tus abominaciones y tus fornicaciones no te has acordado de los días de tu juventud, cuando estabas desnuda y descubierta, agitándote en tu propia sangre.
23. Y sucedió que después de toda tu maldad (¡ay, ay de ti!, dice Jehová el Señor),
24. te construiste un lugar elevado y te hiciste lugares altos en todas las plazas.
25. En toda cabecera de camino edificaste tu lugar alto, e hiciste abominable tu hermosura, y te entregaste a cuantos pasaban y multiplicaste tus fornicaciones.
26. Y fornicaste con los hijos de Egipto, tus vecinos, robustos de cuerpo; y aumentaste tus fornicaciones para provocarme a ira.
27. Por tanto, he aquí que yo extendí contra ti mi mano y disminuí tu provisión ordinaria; y te entregué a la voluntad de las hijas de los filisteos que te aborrecen, las cuales se avergüenzan de tu malvado camino.
28. Fornicaste también con los hijos de Asiria por no haberte saciado; fornicaste con ellos y tampoco te saciaste.
29. Multiplicaste asimismo tu fornicación en la tierra de Canaán, hasta Caldea, y tampoco con esto te saciaste.
30. ¡Cuán débil es tu corazón!, dice Jehová el Señor, habiendo hecho todas estas cosas, obras de una ramera desvergonzada,