22. Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor.
23. Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia; y él es el salvador del cuerpo.
24. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.
25. Maridos, amad a vuestras esposas, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,
26. para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra,