17. ¡Bienaventurada tú, tierra, cuando tu rey es hijo de nobles, y tus príncipes comen a su hora, para reponer sus fuerzas y no para embriagarse!
18. Por la pereza se cae la techumbre, y por la ociosidad de manos hay goteras en la casa.
19. Por placer se hace el banquete, y el vino alegra la vida, y el dinero responde por todo.
20. Ni aun en tu pensamiento hables mal del rey, ni en tu dormitorio hables mal del rico, porque las aves del cielo llevarán la voz, y las que tienen alas harán saber la palabra.