Reina-Valera 1909

Deuteronomio 9:13-29 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

13. Y me habló Jehová, diciendo: He visto ese pueblo, y he aquí que es un pueblo de dura cerviz.

14. Déjame que los destruya y borre su nombre de debajo del cielo, y de ti haré una nación fuerte y mucho más numerosa que ellos.

15. Y volví y descendí del monte, el cual ardía en llamas, con las dos tablas del convenio en mis dos manos.

16. Y miré, y he aquí habíais pecado contra Jehová vuestro Dios; os habíais hecho un becerro de fundición, apartándoos pronto del camino que Jehová os había mandado.

17. Entonces tomé las dos tablas, y las arrojé de mis dos manos y las quebré delante de vuestros ojos.

18. Y me postré delante de Jehová, como antes, cuarenta días y cuarenta noches; no comí pan ni bebí agua, a causa de todo el pecado vuestro que habíais cometido haciendo lo malo ante los ojos de Jehová para enojarlo.

19. Porque temí a causa del furor y de la ira con que Jehová estaba enojado contra vosotros para destruiros. Pero Jehová me escuchó también esta vez.

20. Contra Aarón también se enojó Jehová tanto como para destruirlo; y también oré por Aarón en ese entonces.

21. Y tomé vuestro pecado, el becerro que habíais hecho, y lo quemé en el fuego y lo desmenucé, moliéndolo muy bien, hasta que fue reducido a polvo; y eché el polvo al arroyo que descendía del monte.

22. También en Tabera, y en Massa, y en Kibrot-hataava, provocasteis a ira a Jehová.

23. Y cuando Jehová os envió desde Cades-barnea, diciendo: Subid y poseed la tierra que yo os he dado, también fuisteis rebeldes al mandato de Jehová vuestro Dios, y no le creisteis ni obedecisteis su voz.

24. Rebeldes habéis sido a Jehová desde el día en que yo os conozco.

25. Me postré, pues, delante de Jehová; cuarenta días y cuarenta noches estuve postrado, porque Jehová dijo que os había de destruir.

26. Y oré a Jehová, diciendo: Oh Señor Jehová, no destruyas a tu pueblo, a tu heredad que has redimido con tu grandeza, que sacaste de Egipto con mano poderosa.

27. Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac y Jacob; no mires la terquedad de este pueblo, ni su maldad ni su pecado,

28. no sea que digan los de la tierra de donde nos sacaste: Por cuanto no pudo Jehová introducirlos en la tierra que les había prometido, o porque los aborrecía, los sacó para matarlos en el desierto.

29. Y ellos son tu pueblo y tu heredad que sacaste con tu gran poder y con tu brazo extendido.