14. Y él me dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado.
15. Y acaeció que mientras yo, Daniel, consideraba la visión y procuraba comprenderla, he aquí, se puso delante de mí uno con apariencia de hombre.
16. Y oí una voz de hombre entre las riberas del Ulai, que gritó y dijo: Gabriel, haz comprender la visión a este hombre.
17. Vino luego cerca de donde yo estaba, y con su venida me atemoricé y me postré sobre mi rostro. Pero él me dijo: Entiende, hijo de hombre, porque la visión es para el tiempo del fin.
18. Y mientras él hablaba conmigo, caí profundamente dormido en tierra sobre mi rostro; y él me tocó y me hizo ponerme de pie.
19. Y dijo: He aquí, yo te enseñaré lo que ha de venir al final de la indignación, porque el final será en el tiempo señalado.