Reina-Valera 1909

Daniel 6:9-20 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

9. Firmó, pues, el rey Darío el documento y el edicto.

10. Y Daniel, cuando supo que el documento había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su aposento que daban hacia Jerusalén, se hincaba de rodillas tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes.

11. Entonces se juntaron aquellos hombres y hallaron a Daniel orando y rogando delante de su Dios.

12. Se acercaron luego y hablaron ante el rey acerca del edicto real: ¿No has firmado el edicto de que cualquiera que pida a cualquier dios u hombre fuera de ti, en el espacio de treinta días, oh rey, sea echado al foso de los leones? Respondió el rey y dijo: Verdad es, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada.

13. Entonces respondieron y dijeron delante del rey: Daniel, que es de los hijos de los cautivos de Judá, no te tiene en cuenta, oh rey, ni acata el edicto que firmaste, sino que tres veces al día hace su petición.

14. Entonces cuando el rey oyó el asunto, le pesó en gran manera y resolvió librar a Daniel; y hasta la puesta del sol trabajó para librarle.

15. Pero aquellos hombres rodearon al rey y le dijeron: Sabe, oh rey, que es la ley de Media y de Persia que ningún edicto o estatuto que el rey promulgue puede ser abrogado.

16. Entonces el rey mandó, y trajeron a Daniel y le echaron en el foso de los leones. Y habló el rey y le dijo a Daniel: El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre.

17. Y fue traída una piedra que fue puesta sobre la puerta del foso, la cual selló el rey con su anillo y con el anillo de sus nobles, para que el acuerdo acerca de Daniel no se cambiara.

18. Luego el rey se fue a su palacio y se acostó en ayuno; no trajeron ante él instrumentos de música, y se le fue el sueño.

19. El rey, por tanto, se levantó muy de mañana y fue apresuradamente al foso de los leones.

20. Y acercándose al foso, llamó a voces a Daniel con voz triste; habló el rey y le dijo a Daniel: Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones?