Reina-Valera 1909

Daniel 3:9-22 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

9. Hablaron y dijeron al rey Nabucodonosor: Oh rey, vive para siempre.

10. Tú, oh rey, has dado la ley de que todo hombre al oír el son de la trompeta, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento musical, se postre y adore la estatua de oro;

11. y el que no se postre y adore sea echado dentro de un horno de fuego ardiente.

12. Hay unos hombres judíos, a quienes tú pusiste sobre los asuntos de la provincia de Babilonia; Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos hombres, oh rey, no te han hecho caso; no sirven a tus dioses ni adoran la estatua de oro que tú has levantado.

13. Entonces Nabucodonosor dijo con ira y con enojo que trajesen a Sadrac, a Mesac y a Abed-nego. Entonces fueron traídos estos hombres delante del rey.

14. Habló Nabucodonosor y les dijo: ¿Es verdad, Sadrac, Mesac y Abed-nego, que vosotros no honráis a mis dioses ni adoráis la estatua de oro que he levantado?

15. Ahora pues, ¿estáis dispuestos para que, al oír el son de la trompeta, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento musical, os postréis y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adoráis, en la misma hora seréis echados en medio de un horno de fuego ardiente; ¿y qué dios será el que os libre de mis manos?

16. Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron y dijeron al rey Nabucodonosor: No hace falta responderte sobre este asunto.

17. Si es así, nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiente; y de tus manos, oh rey, él nos librará.

18. Y si no, has de saber, oh rey, que no serviremos a tus dioses ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.

19. Entonces Nabucodonosor se llenó de ira y cambió la expresión de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y respondió y ordenó que el horno se calentara siete veces más de lo acostumbrado.

20. Y mandó a hombres muy fuertes que tenía en su ejército que atasen a Sadrac, a Mesac y a Abed-nego para echarlos en el horno de fuego ardiente.

21. Entonces estos hombres fueron atados con sus mantos, y sus calzas, y sus turbantes y sus otras ropas, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiente.

22. Y como la orden del rey era apremiante, y habían calentado mucho el horno, la llama del fuego mató a los que habían alzado a Sadrac, a Mesac y a Abed-nego.