17. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita un nombre nuevo escrito, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.
18. Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego y pies semejantes al bronce bruñido, dice esto:
19. Yo conozco tus obras, y tu caridad, y tu servicio, y tu fe y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras.
20. Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe e induzca a mis siervos a fornicar, y a comer cosas ofrecidas a los ídolos.
21. Y le he dado tiempo para que se arrepienta de su fornicación; y no se ha arrepentido.
22. He aquí, yo la arrojo en una cama; y a los que cometen adulterio con ella los arrojo en gran tribulación, si no se arrepienten de sus obras.
23. Y castigaré de muerte a sus hijos; y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriño la mente y el corazón; y daré a cada uno de vosotros según sus propias obras.
24. Pero a vosotros, y a los demás que están en Tiatira, que no tienen esa doctrina y que no han conocido las profundidades de Satanás, como ellos las llaman, yo os digo: No impondré sobre vosotros otra carga.
25. Pero lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga.
26. Y al que venciere, y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré potestad sobre las naciones;
27. y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero, como también yo la he recibido de mi Padre.
28. Y le daré la estrella de la mañana.