Reina-Valera 1909

Apocalipsis 11:1-14 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

1. Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar y a los que adoran en él.

2. Y deja aparte el patio que está fuera del templo y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.

3. Y daré poder a mis dos testigos, y ellos profetizarán durante mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.

4. Éstos son los dos olivos y los dos candeleros que están delante del Dios de la tierra.

5. Y si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos y devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir de la misma manera.

6. Éstos tienen poder para cerrar el cielo a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga cuantas veces quieran.

7. Y cuando ellos hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, los vencerá y los matará.

8. Y sus cadáveres yacerán en la plaza de la gran ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado.

9. Y gente de todo pueblo, y tribu, y lengua y nación verá los cadáveres de ellos durante tres días y medio, y no permitirán que sean sepultados.

10. Y los moradores de la tierra se regocijarán acerca de ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos los unos a los otros, porque estos dos profetas habían atormentado a los que moraban sobre la tierra.

11. Pero después de tres días y medio, el espíritu de vida enviado por Dios entró en ellos, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron.

12. Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube, y sus enemigos los vieron.

13. Y en aquella hora hubo un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y por el terremoto murieron en número como siete mil hombres; y los demás se aterrorizaron y dieron gloria al Dios del cielo.

14. El segundo ¡ay! ha pasado; he aquí, el tercer ¡ay! viene pronto.