Reina-Valera 1909

2 Samuel 18:19-33 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

19. Entonces Ahimaas hijo de Sadoc dijo: ¿Correré ahora y daré al rey las nuevas de que Jehová le ha vindicado de la mano de sus enemigos?

20. Y le respondió Joab: Hoy no llevarás las nuevas; las llevarás otro día; no darás hoy la noticia, porque el hijo del rey ha muerto.

21. Y Joab dijo a un etíope: Ve tú y di al rey lo que has visto. Y el etíope hizo reverencia ante Joab y corrió.

22. Entonces Ahimaas hijo de Sadoc volvió a decir a Joab: Sea como sea, yo correré, te ruego, tras el etíope. Y Joab dijo: Hijo mío, ¿para qué has de correr tú, si no recibirás recompensa por las nuevas?

23. Pero él respondió: Sea como sea, yo correré. Entonces le dijo: Corre. Corrió, pues, Ahimaas, por el camino de la llanura, y se adelantó al etíope.

24. Y David estaba sentado entre las dos puertas; y el atalaya subió al terrado que estaba sobre la puerta del muro, y alzando sus ojos, miró y vio a un hombre que corría solo.

25. El atalaya dio voces, y lo hizo saber al rey. Y el rey dijo: Si viene solo, buenas nuevas trae. En tanto que él venía acercándose,

26. vio el atalaya a otro hombre que corría; y dio voces el atalaya al portero, diciendo: He aquí otro hombre que corre solo. Y el rey dijo: Éste también trae buenas nuevas.

27. Y el atalaya dijo: Me parece el correr del primero como el correr de Ahimaas hijo de Sadoc. Y respondió el rey: Ése es hombre de bien y viene con buenas nuevas.

28. Entonces Ahimaas dijo en alta voz al rey: Paz. Y se postró sobre su rostro en tierra delante del rey y dijo: Bendito sea Jehová tu Dios, que ha entregado a los hombres que habían levantado sus manos contra mi señor el rey.

29. Y el rey dijo: ¿El joven Absalón está bien? Y Ahimaas respondió: Vi yo un gran alboroto cuando envió Joab al siervo del rey y a mí, tu siervo, pero no supe qué era.

30. Y el rey dijo: Pasa, y ponte allí. Y él pasó y se quedó de pie.

31. Y he aquí llegó el etíope y dijo: Reciba buenas nuevas mi señor el rey, porque hoy Jehová te ha vindicado de la mano de todos los que se habían levantado contra ti.

32. El rey entonces dijo al etíope: ¿El joven Absalón está bien? Y el etíope respondió: Como aquel joven sean los enemigos de mi señor el rey, y todos los que se levanten contra ti para mal.

33. Entonces el rey se turbó, y subió a la sala que estaba encima de la puerta y lloró; y yendo, decía así: ¡Hijo mío Absalón, hijo mío, hijo mío Absalón! ¡Quién me diera haber muerto yo en tu lugar, Absalón, hijo mío, hijo mío!