Reina-Valera 1909

2 Reyes 19:23-37 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

23. Por medio de tus mensajeros has injuriado al Señor y has dicho: Con la multitud de mis carros he subido a las cumbres de los montes, a las laderas del Líbano; y talaré sus altos cedros y sus cipreses escogidos; y llegaré a los lugares más lejanos, a sus bosques más frondosos.

24. Yo he cavado y bebido aguas ajenas, y he secado con las plantas de mis pies todos los ríos de Egipto.

25. ¿Nunca has oído que hace mucho tiempo yo lo hice, y que desde días antiguos lo he formado? Y ahora lo he hecho acontecer, para que tú convirtieras ciudades fortificadas en montones de ruinas.

26. Y sus moradores, faltos de poder, quebrantados y confusos, fueron cual la hierba del campo, como el pasto verde, y la hierba de los tejados, que antes que llegue a la madurez se seca.

27. Yo conozco tu habitar, tu salir y tu entrar, y tu furor contra mí.

28. Por cuanto te has airado contra mí, y tu arrogancia ha subido a mis oídos, yo, por tanto, pondré mi garfio en tu nariz y mi freno en tus labios, y te haré volver por el camino por donde viniste.

29. Y esto te será por señal, Ezequías: Este año comeréis lo que crezca espontáneamente y al segundo año lo que haya brotado de aquello; y al tercer año sembrad, y segad, y plantad viñas y comed el fruto de ellas.

30. Y el remanente que haya, lo que haya quedado de la casa de Judá, volverá a echar raíz por debajo y dará fruto por arriba.

31. Porque saldrá de Jerusalén un remanente, y del monte Sión los que escapen. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.

32. Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni echará saeta contra ella, ni vendrá delante de ella con escudo ni será levantado contra ella terraplén.

33. Por el camino que vino volverá, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová.

34. Porque yo ampararé esta ciudad para salvarla, por causa de mí y por causa de David, mi siervo.

35. Y aconteció que esa misma noche salió el ángel de Jehová y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí, no había más que cuerpos de muertos.

36. Entonces Senaquerib, rey de Asiria, partió, y se fue y volvió a Nínive, donde permaneció.

37. Y aconteció que mientras él adoraba en el templo de Nisroc, su dios, Adramelec y Sarezer, sus hijos, lo mataron a espada y huyeron a la tierra de Ararat. Y reinó en su lugar su hijo Esar-hadón.