Reina-Valera 1909

2 Reyes 18:20-36 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

20. Dices (por cierto palabras vanas): Consejo tengo y fuerza para la guerra. Pero, ¿en quién confías para que te rebeles contra mí?

21. He aquí, tú confías ahora en esta vara de caña astillada, es decir, en Egipto, en la que si alguno se apoya, le entrará por la mano y se la traspasará. Tal es Faraón, rey de Egipto, para todos los que en él confían.

22. Y si me decís: Nosotros confiamos en Jehová nuestro Dios, ¿no es éste aquel cuyos lugares altos y altares ha quitado Ezequías, y ha dicho a Judá y a Jerusalén: Delante de este altar adoraréis en Jerusalén?

23. Ahora pues, yo te ruego que hagas un trato con mi señor, el rey de Asiria, y yo te daré dos mil caballos, si tú puedes dar jinetes para ellos.

24. ¿Cómo, pues, podrás resistir a un capitán, al menor de los siervos de mi señor, aunque confiado estés en Egipto por sus carros y su gente de a caballo?

25. ¿Acaso he venido yo ahora a este lugar para destruirlo sin el apoyo de Jehová? Jehová me ha dicho: Sube a esta tierra, y destrúyela.

26. Entonces Eliaquim hijo de Hilcías, y Sebna y Joa dijeron al Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en la lengua de los sirios, porque nosotros la entendemos, y no hables con nosotros en la lengua de los judíos a oídos del pueblo que está sobre el muro.

27. Y el Rabsaces les dijo: ¿Me ha enviado mi señor sólo para decir estas palabras a ti y a tu señor, y no a los hombres que están sobre el muro, quienes, como vosotros, han de comer su propio estiércol y beber su propia orina?

28. Entonces se puso de pie el Rabsaces y clamó a gran voz en la lengua de los judíos, y habló, diciendo: ¡Oíd la palabra del gran rey, el rey de Asiria!

29. Así ha dicho el rey: No os engañe Ezequías, porque no os podrá librar de mi mano.

30. Y no os haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo: Ciertamente nos librará Jehová, y esta ciudad no será entregada en manos del rey de Asiria.

31. No escuchéis a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: Haced conmigo la paz y rendíos a mí, y cada uno comerá de su vid y de su higuera, y cada uno beberá las aguas de su pozo,

32. hasta que yo venga y os lleve a una tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas, tierra de olivas, de aceite y de miel. Y viviréis y no moriréis. No escuchéis a Ezequías, porque os engaña cuando dice: Jehová nos librará.

33. ¿Acaso alguno de los dioses de las naciones ha librado su tierra de la mano del rey de Asiria?

34. ¿Dónde están los dioses de Hamat y de Arfad? ¿Dónde están los dioses de Sefarvaim, de Hena y de Iva? ¿Pudieron éstos librar a Samaria de mi mano?

35. ¿Quién de entre todos los dioses de las provincias ha librado a su provincia de mi mano, para que libre Jehová de mi mano a Jerusalén?

36. Pero el pueblo calló y no le respondió ni una palabra, porque el rey había mandado: No le respondáis.