2. a las ancianas, como a madres; a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza.
3. Honra a las viudas que en verdad lo son.
4. Pero si alguna viuda tiene hijos, o nietos, aprendan éstos primero a mostrar piedad en su propia casa, y a recompensar a sus padres, porque esto es lo bueno y agradable delante de Dios.
5. Pero, la que en verdad es viuda y ha quedado sola, espera en Dios, y es diligente en súplicas y oraciones noche y día.