Reina-Valera 1909

1 Samuel 25:14-27 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

14. Y uno de los criados dio aviso a Abigail, mujer de Nabal, diciendo: He aquí, David envió mensajeros desde el desierto para que saludasen a nuestro amo, y él los ha despreciado.

15. Mas aquellos hombres han sido muy buenos con nosotros y nunca nos han hecho daño, ni ninguna cosa nos ha faltado en todo el tiempo que hemos andado con ellos, mientras hemos estado en el campo.

16. Nos han servido de muro de día y de noche, todos los días que hemos estado con ellos apacentando las ovejas.

17. Ahora, pues, entiende y mira lo que has de hacer, porque el mal ya está resuelto contra nuestro amo y contra toda su casa; pues él es un hombre tan perverso que no hay quien pueda hablarle.

18. Entonces Abigail se apresuró a tomar doscientos panes, y dos cueros de vino, y cinco ovejas guisadas, y cinco medidas de grano tostado, y cien racimos de uvas pasas y doscientos panes de higos secos, y lo cargó todo en asnos;

19. y dijo a sus criados: Id delante de mí, y he aquí, yo os seguiré luego. Y nada declaró a su marido Nabal.

20. Y aconteció que montó en un asno y descendió por una parte encubierta del monte, y he aquí, David y sus hombres venían descendiendo hacia ella; y ella fue a su encuentro.

21. Y David había dicho: Ciertamente en vano he guardado todo lo que éste tiene en el desierto, sin que nada le haya faltado de todo cuanto es suyo; y él me ha devuelto mal por bien.

22. Así haga Dios a los enemigos de David, y aun les añada, que de aquí a mañana, de todo lo que sea suyo no dejaré con vida ni a un solo hombre.

23. Y cuando Abigail vio a David, se bajó rápidamente del asno; y postrándose sobre su rostro delante de David, se inclinó a tierra.

24. Y se echó a sus pies y dijo: Señor mío, sobre mí sea el pecado, mas te ruego que permitas que tu sierva hable a tus oídos, y escucha las palabras de tu sierva.

25. No haga caso ahora mi señor de aquel hombre perverso, de Nabal, porque conforme a su nombre, así es. Él se llama Nabal, y la insensatez está con él; mas yo, tu sierva, no vi a los criados de mi señor, los cuales tú enviaste.

26. Ahora pues, señor mío, vive Jehová y vive tu alma, que Jehová te ha impedido venir a derramar sangre y vengarte por tu propia mano. Sean, pues, como Nabal tus enemigos y todos los que procuran el mal contra mi señor.

27. Y ahora este presente que tu sierva ha traído a mi señor sea dado a los criados que siguen a mi señor.