Reina-Valera 1909

1 Samuel 20:23-39 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

23. Y en cuanto a las palabras que yo y tú hemos hablado, he aquí, Jehová esté entre tú y yo para siempre.

24. David, pues, se escondió en el campo, y cuando llegó la luna nueva, se sentó el rey a comer.

25. Y el rey se sentó en su silla, como solía, en el asiento junto a la pared; y Jonatán se levantó, y se sentó Abner al lado de Saúl, y el lugar de David estaba vacío.

26. Pero aquel día Saúl no dijo nada, porque se decía: Le habrá acontecido algo y no está limpio; seguramente no está purificado.

27. Al día siguiente, el segundo día de la luna nueva, aconteció que nuevamente el asiento de David estaba vacío. Y Saúl dijo a su hijo Jonatán: ¿Por qué no ha venido a comer el hijo de Isaí ni ayer ni hoy?

28. Y Jonatán respondió a Saúl: David me pidió encarecidamente que le dejase ir a Belén.

29. Y dijo: Te ruego que me dejes ir, porque los de nuestra familia tenemos sacrificio en la ciudad, y mi hermano mismo me lo ha mandado; por tanto, si he hallado gracia ante tus ojos, permíteme ir ahora a visitar a mis hermanos. Por esto no ha venido a la mesa del rey.

30. Entonces Saúl se enardeció contra Jonatán y le dijo: Hijo de la perversa y rebelde, ¿no sé yo que tú has elegido al hijo de Isaí para vergüenza tuya y para la vergüenza de la desnudez de tu madre?

31. Porque todo el tiempo que el hijo de Isaí viva sobre la tierra, ni tú estarás firme, ni tu reino. Envía, pues, ahora, y tráemelo, porque ha de morir.

32. Y Jonatán respondió a su padre Saúl y le dijo: ¿Por qué ha de morir? ¿Qué ha hecho?

33. Entonces Saúl le arrojó una lanza para herirlo, por lo que entendió Jonatán que su padre estaba decidido a matar a David.

34. Y se levantó Jonatán de la mesa con exaltada ira, y no comió nada el segundo día de la luna nueva, pues estaba afligido a causa de David, porque su padre le había afrentado.

35. Al otro día, de mañana, salió Jonatán al campo, al tiempo acordado con David, y un muchacho pequeño con él.

36. Y dijo al muchacho: Corre y busca las saetas que yo tire. Y mientras el muchacho iba corriendo, él tiraba la saeta de modo que pasara más allá de él.

37. Y al llegar el muchacho adonde estaba la saeta que Jonatán había tirado, Jonatán gritó al muchacho, diciendo: ¿No está la saeta más allá de ti?

38. Y volvió a gritar Jonatán al muchacho: Corre, date prisa, no te detengas. Y el muchacho de Jonatán recogió las saetas y regresó a su señor.

39. Pero ninguna cosa entendió el muchacho; solamente Jonatán y David entendían el asunto.