35. Y yo me levantaré un sacerdote fiel, que haga conforme a mi corazón y a mi alma; y yo le edificaré una casa firme, y andará delante de mi ungido todos los días.
36. Y acontecerá que el que haya quedado en tu casa vendrá a postrársele por una moneda de plata y un bocado de pan, diciéndole: Te ruego que me pongas en algún oficio sacerdotal para que coma un bocado de pan.