Reina-Valera 1909

1 Reyes 8:54-66 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

54. Y sucedió que cuando acabó Salomón de hacer a Jehová toda esta oración y súplica, se levantó de delante del altar de Jehová, de estar de rodillas con sus manos extendidas hacia el cielo.

55. Y puesto en pie, bendijo a toda la congregación de Israel, diciendo en voz alta:

56. ¡Bendito sea Jehová, que ha dado reposo a su pueblo Israel, conforme a todo lo que él había dicho! Ninguna palabra de todas sus promesas que expresó por Moisés, su siervo, ha faltado.

57. Esté con nosotros Jehová nuestro Dios, como estuvo con nuestros padres, y no nos desampare ni nos deje;

58. incline nuestro corazón hacia él, para que andemos en todos sus caminos y guardemos sus mandamientos y sus estatutos y sus decretos, los cuales mandó a nuestros padres.

59. Y que éstas mis palabras con que he orado delante de Jehová estén cerca de Jehová nuestro Dios de día y de noche, para que él proteja la causa de su siervo, y de su pueblo Israel, según la necesidad de cada día,

60. a fin de que todos los pueblos de la tierra sepan que Jehová es Dios, y que no hay otro.

61. Sea, pues, perfecto vuestro corazón para con Jehová nuestro Dios, andando en sus estatutos y guardando sus mandamientos, como en el día de hoy.

62. Entonces el rey, y todo Israel con él, ofrecieron sacrificios delante de Jehová.

63. Y sacrificó Salomón como ofrendas de paz, las cuales ofreció a Jehová, veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas. Así dedicaron el rey y todos los hijos de Israel la casa de Jehová.

64. Aquel mismo día santificó el rey la parte central del atrio que estaba delante de la casa de Jehová, porque ofreció allí los holocaustos, y las ofrendas y la grasa de las ofrendas de paz, por cuanto el altar de bronce que estaba delante de Jehová era pequeño y no cabían en él los holocaustos, y las ofrendas y la grasa de las ofrendas de paz.

65. En aquel tiempo Salomón hizo fiesta, y con él todo Israel, una gran congregación, desde la entrada de Hamat hasta el río de Egipto, delante de Jehová nuestro Dios, durante siete días y otros siete días, esto es, durante catorce días.

66. Y al octavo día despidió al pueblo, y ellos, bendiciendo al rey, se fueron a sus casas alegres y gozosos de corazón por todo el bien que Jehová había hecho a David, su siervo, y a su pueblo Israel.