Reina-Valera 1909

1 Reyes 8:41-56 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

41. Asimismo el extranjero, que no sea de tu pueblo Israel, que haya venido de lejanas tierras a causa de tu nombre

42. (porque oirán de tu gran nombre, y de tu mano poderosa, y de tu brazo extendido), y llegue a orar a esta casa,

43. escucha tú en los cielos, en el lugar de tu morada, y haz conforme a todo aquello por lo cual el extranjero haya clamado a ti, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre y te teman, como tu pueblo Israel, y entiendan que tu nombre es invocado sobre esta casa que yo he edificado.

44. Si tu pueblo sale a la batalla contra sus enemigos por el camino que tú los envíes, y oran a Jehová hacia la ciudad que tú elegiste, y hacia la casa que yo he edificado a tu nombre,

45. escucha tú en los cielos su oración y su súplica, y hazles justicia.

46. Si pecan contra ti (porque no hay hombre que no peque), y tú, airado contra ellos, los entregas al enemigo, para que los lleven cautivos a tierra enemiga, sea lejos o cerca,

47. y si ellos vuelven en sí en la tierra adonde los hayan llevado cautivos, si se arrepienten, y oran a ti en la tierra de los que los llevaron cautivos y dicen: Hemos pecado, hemos hecho lo malo, hemos cometido iniquidad;

48. y si se vuelven a ti de todo su corazón y de toda su alma, en la tierra de sus enemigos que los hayan llevado cautivos, y oran a ti hacia su tierra, que tú diste a sus padres, hacia la ciudad que tú elegiste y la casa que yo he edificado a tu nombre,

49. escucha tú en los cielos, en el lugar de tu morada, su oración y su súplica, y hazles justicia;

50. y perdona a tu pueblo que ha pecado contra ti, y todas las transgresiones que hayan cometido contra ti; y haz que tengan de ellos misericordia los que los hayan llevado cautivos para que tengan compasión de ellos,

51. porque ellos son tu pueblo y tu heredad que tú sacaste de Egipto, de en medio del horno de hierro.

52. Estén tus ojos abiertos a la oración de tu siervo, y a la plegaria de tu pueblo Israel, para escucharlos en todo aquello por lo que te invoquen;

53. pues tú los apartaste para ti como heredad tuya de entre todos los pueblos de la tierra, como lo dijiste por medio de Moisés tu siervo, cuando tú sacaste a nuestros padres de Egipto, oh Señor Jehová.

54. Y sucedió que cuando acabó Salomón de hacer a Jehová toda esta oración y súplica, se levantó de delante del altar de Jehová, de estar de rodillas con sus manos extendidas hacia el cielo.

55. Y puesto en pie, bendijo a toda la congregación de Israel, diciendo en voz alta:

56. ¡Bendito sea Jehová, que ha dado reposo a su pueblo Israel, conforme a todo lo que él había dicho! Ninguna palabra de todas sus promesas que expresó por Moisés, su siervo, ha faltado.