Reina-Valera 1909

1 Reyes 3:1-14 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

1. Y Salomón hizo parentesco con Faraón, rey de Egipto, porque tomó a la hija de Faraón y la trajo a la ciudad de David, mientras acababa de edificar su casa, y la casa de Jehová y los muros alrededor de Jerusalén.

2. Hasta entonces el pueblo sacrificaba en los lugares altos, porque en aquellos días no había aún casa edificada al nombre de Jehová.

3. Y Salomón amó a Jehová y anduvo en los estatutos de su padre David; solamente sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos.

4. E iba el rey a Gabaón, porque aquél era el lugar alto principal, y sacrificaba allí. Salomón ofrecía mil holocaustos sobre aquel altar.

5. Jehová se le apareció a Salomón en Gabaón una noche en sueños y le dijo Dios: Pide lo que quieras que yo te dé.

6. Y Salomón dijo: Tú hiciste gran misericordia a tu siervo David, mi padre, porque él anduvo delante de ti en verdad, y en justicia y en rectitud de corazón para contigo; y tú le has guardado ésta tu gran misericordia al darle un hijo que se sentase en su trono, como sucede en este día.

7. Ahora pues, oh Jehová, Dios mío, tú has hecho a tu siervo rey en lugar de David, mi padre; y yo soy muy joven, y no sé cómo entrar ni salir.

8. Y tu siervo está en medio de tu pueblo al que tú escogiste; un pueblo grande que no se puede contar ni numerar por su multitud.

9. Da, pues, a tu siervo corazón con entendimiento para juzgar a tu pueblo, para discernir entre lo bueno y lo malo, porque, ¿quién podrá gobernar a este pueblo tuyo tan grande?

10. Y le agradó al Señor que Salomón pidiese esto.

11. Y le dijo Dios: Porque has pedido esto, y no has pedido para ti muchos días, ni has pedido para ti riquezas ni has pedido la vida de tus enemigos, sino que has pedido para ti entendimiento para discernir juicio,

12. he aquí, he hecho conforme a tus palabras. He aquí que te he dado un corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú.

13. Y también te he dado las cosas que no pediste, tanto riquezas como gloria, de tal manera que entre los reyes no habrá ninguno como tú en todos tus días.

14. Y si andas en mis caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como anduvo tu padre David, yo alargaré tus días.