16. Porque todo lo que hay en el mundo, la concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos y la soberbia de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
17. Y el mundo pasa, y su concupiscencia; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
18. Hijitos, ya es el último tiempo; y como vosotros habéis oído que el anticristo había de venir, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto sabemos que es el último tiempo.
19. Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros.
20. Pero vosotros tenéis la unción del Santo y conocéis todas las cosas.
21. Os he escrito, no porque ignoréis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad.
22. ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Éste es el anticristo: el que niega al Padre y al Hijo.
23. Todo aquel que niega al Hijo tampoco tiene al Padre. Todo aquel que confiesa al Hijo tiene también al Padre.